Enfermedades cardiovasculares,
cáncer, respiratorias, hipertensión, diabetes, obesidad, sobrepeso, lesiones
por accidentes de tránsito, depresión y males transmisibles como el dengue
marcan los perfiles epidemiológicos de la población dominicana, acentuándose en
grupos cada vez más jóvenes.
Esta incidencia, que en
muchos casos supera la media de las tasas que rondan en la región, adquiere
mayor impacto al colocarse el país entre las naciones con mayor consumo de
alcohol, estimado en la venta de 6.9 litros per cápita; insuficiente actividad
física en un 39% de la población y sobrepeso y obesidad presentes en 62 de cada
100 dominicanos, todos factores de riesgos de gran relevancia.
Para la doctora Alma
Morales, representante local de la Organización Panamericana de la Salud (OPS),
la presencia en porcentajes tan elevados de factores de riesgos es causa
importante que influye en el hecho de que las enfermedades no transmisibles o
de transmisión social están tocando las puertas a edades cada vez más jóvenes.
Como ejemplo, detalla,
que los accidentes cerebrovasculares se están presentando en menores de 50
años, los infartos al miocardios a los 40 años, el cáncer de cuello uterino a
los 30 años; hay alta presencia de diabetes juvenil, la depresión y otras
enfermedades de salud mental están debutando a los 12 y 14 años; las víctimas
de accidentes de tránsito son las edades económicamente productivas, el
sobrepeso afecta al 18% de los adolescentes y en el país el 80% de los casos de
dengue es en menores de 15 años.
Entrevistada por Listín
Diario, la representante de la OPS en el país, entiende que es un compromiso
personal, social y legislativo el enfrentar la posición epidemiológica del país
en torno a las enfermedades denominadas como no transmisibles o de transmisión
social (anteriormente crónicas) y las transmisibles, como el dengue, malaria,
entre otras.
¿QUÉ HACER?
La representante de la
OPS en el país recuerda que las no transmisibles son un grupo de enfermedades
que encierran un alto costo para los sistemas de salud y las familias, por lo
que la prevención es fundamental y se logra con cambios en estilos de vida, con
actividad física y nutrición bien balanceada.
Además del comportamiento
individual, señala, las acciones preventivas deben sustentarse en un marco
regulatorio sólido, en el que se establezca el rol del Estado, ya que se debe
promover la actividad física, pero que en ello hay que involucrar a las
escuelas, a las autoridades responsables de proporcionar espacios seguros y de
crear rutas de ciclovías seguras para el uso de bicicletas.
También, agrega, deben
hacerse cumplir las leyes, tanto en el control del tabaco, de alcohol y de
tránsito.
Fuente, ListinD.
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