BUENOS AIRES (AP) — Una
fiscal argentina pidió el miércoles la captura internacional del obispo Gustavo
Zanchetta, acusado del abuso sexual de dos ex seminaristas y cercano al papa
Francisco.
María Soledad Filtrín,
fiscal penal de Violencia de Género y Delitos contra la Integridad Sexual de la
ciudad de Orán, situada en la provincia de Salta y a unos 1.600 kilómetros al
noroeste de Buenos Aires, requirió la captura internacional de Zanchetta al
considerar que el religioso está en rebeldía de la justicia, informó el
Ministerio Público Fiscal salteño.
Zanchetta está acusado
de abuso sexual simple continuado agravado por ser cometido por un ministro de
culto en perjuicio de dos víctimas y un tribunal salteño lo someterá a un
juicio en una fecha aún no definida. Los hechos habrían ocurrido desde 2016 en
una casa parroquial, en el edificio del seminario y en la casa del obispo en
Orán.
De ser hallado culpable
podría ser sentenciado a una pena de tres a diez años de prisión.
El religioso, quien en
2017 renunció repentinamente como obispo de Orán, es investigado por la
justicia civil desde principios de año y en la actualidad está siendo sometido
a un juicio canónico en el Vaticano.
Filtrín pidió la
captura internacional luego de que el imputado no respondiera a reiterados
llamados telefónicos ni correos electrónicos al número y dirección electrónica
aportados voluntariamente en agosto para ser notificado de cualquier acto
procesal y luego de haber constituido domicilio en el Vaticano, dijo la
fiscalía salteña en un comunicado.
En el pedido, Filtrín
también repasó las oportunidades en las que debieron realizarse trámites ante
la Nunciatura -la misión diplomática de la Santa Sede en el Estado argentino
-para que Zanchetta compareciera ante la justicia. No especificó dónde sospecha
que puede encontrarse el religioso.
La solicitud de la
fiscal debe ser aprobada por un magistrado.
En junio, el juez
salteño Claudio Parisi le permitió a Zanchetta ausentarse de Orán -con la
desaprobación de la fiscal- bajo la condición de que debía regresar el 8 de
agosto para ponerse a disposición de la justicia, lo que el religioso cumplió.
El permiso fue
concedido por razones de índole laboral que había esgrimido el defensor oficial
del religioso, quien previamente había presentado constancias de que residía en
Santa Marta, en el Vaticano, e indicado que trabajaba como asesor en la Santa
Sede.
En el mismo mes de
agosto el juez le permitió ausentarse de nuevo por razones laborales apuntando
que había prestado “constante colaboración con la justicia desde el inicio de
la causa” y le pidió estar atento a cualquier requerimiento judicial.
El papa reveló en una
entrevista con la cadena mexicana Televisa en mayo que había recibido los
resultados de una investigación preliminar a Zanchetta y ordenado que el caso
pasara a juicio en un tribunal vaticano que maneja los casos de abusos
sexuales.
Francisco dijo que le
preguntó a Zanchetta sobre las primeras acusaciones en su contra en 2015
relacionadas con imágenes de desnudos halladas en su teléfono móvil y que le
dio al religioso el privilegio de la duda cuando afirmó que lo habían hackeado.
Poco tiempo después,
miembros del seminario de Orán y varios vicarios generales mostraron su
preocupación por el comportamiento problemático de Zanchetta con los
seminaristas, como pasar por sus cuartos en la noche o pedirles masajes.
El papa indicó que, una
vez leídas las conclusiones de la investigación preliminar, vio que era
“necesario hacer un juicio” canónico.
Luego de su renuncia
como obispo de Orán, Francisco designó a Zanchetta en un puesto en la entidad
que administra el patrimonio del Vaticano.
A través de documentos
y entrevistas, The Associated Press y el diario argentino El Tribuno reportaron
que el Vaticano estaba enterado de los supuestos abusos del obispo dos años
antes de que renunciara.
El Vaticano había
insistido en que Zanchetta sólo enfrentaba problemas de gobernanza en aquel
momento y que la primera acusación de abuso había llegado a fines de 2018.
Fuente, InfoBae
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