Yamasá, Monte Plata, RD.
- La pólvora en Irak lo volvió loco. Eso es lo que dicen los compañeros del
cabo Rivas, uno de los 604 soldados dominicanos que sirvieron en la guerra en
el país árabe entre 2003 y 2004 y que ahora, como el resto de sus compañeros,
lleva 15 años aguardando la paga prometida que nunca llegó.
Transcurridos unos
meses de su regreso de Irak, donde sirvió en la Brigada Plus Ultra, Rubén Rivas
fue diagnosticado con síndrome de estrés postraumático y luego fue dado de baja
del Ejército tras desaparecer sin explicación del hospital psiquiátrico en que
se trataba por espacio de ocho meses.
«Fue dado de baja
irregularmente (…) en verdad lo que me indigna a mí es ver cómo mi país ha
maltratado a mis compañeros y a quien te habla», comenta uno de los compañeros
de Rivas, el exsargento Mariano Polanco, en declaraciones a Efe.
Polanco es uno de los
compañeros de armas que se juntan periódicamente para ir hasta La Gina, una
aldea en la zona rural del municipio de Yamasá, a hora y media al norte de
Santo Domingo, para llevar comida, ropa y medicamentos a Rivas, que tras su
salida por la puerta de atrás del Ejército no recibe pensión alguna.
Sus padres, que están
enfermos, lo mantienen viviendo en un tugurio en mal estado cercano a la casa
familiar, después de que se hayan producido algunos episodios violentos a causa
de su enfermedad.
Por ello el caso del
cabo Rivas es, sin duda, el caso más dramático de desamparo que viven esos
soldados, que hasta la fecha no han cobrado por su participación en la Guerra
de Irak.
LA
DEUDA
Los veteranos afirman
que se les adeudan los viáticos de 200 dólares diarios que, según ellos, el
Gobierno de Estados Unidos desembolsó al Ejército dominicano, así como 500
euros de paga mensual de la Brigada Multinacional Plus Ultra, dirigida por
España, que tampoco disfrutaron.
Ese dinero, según les
dijeron, se lo irían ingresando en una cuenta a la que nunca tuvieron acceso,
afirma Polanco.
Además, se les prometió
una vivienda a cada soldado al volver de Irak, casas que se construyeron y se
entregaron a otra gente, aseguran.
Tampoco se les ha
cumplido el reconocimiento del equivalente a 20 años de servicios a la hora de
percibir una pensión.
AGRAVIOS
COMPARATIVOS Y RECHAZO
Hay quienes han
permanecido en las Fuerzas Armadas, otros se dieron de baja o les expulsaron
tachándolos de «locos».
Muchos se sienten
agraviados por el hecho de que el presidente, Danilo Medina, condecoró en 2016
a 296 militares desplegados en Irak, menos de la mitad de la tropa dominicana.
Así que, condenados al
ostracismo en el ámbito militar, se han buscado la vida como han podido,
siempre con el lastre y la pena que supone el rechazo de la institución a la
que han servido.
Al ex segundo teniente
Manuel Thomas lo que más le duele es ver cómo les han dado la espalda.
«Te desprendiste del
Ejército y como que ya no existes para ellos (…). Ya lo que esperaban de ti lo
tomaron (…). Nosotros fuimos allá a luchar por un Gobierno que nos mandó, nos
prometió. Fuimos, cumplimos y luego que llegamos, ¿qué pasó? ¿Dejaste de quererme?
¿No te sirvo?», se lamentó en declaraciones a Efe.
LA
RESPUESTA DEL MINISTERIO
Hasta ahora, cada vez
que han reclamado que se cumpla con lo pactado, desde el Ministerio de Defensa
responden con lo que ellos consideran «tácticas dilatorias» para que desistan
de exigir lo que les corresponde.
Cuando Efe ha tratado
de averiguar si se está haciendo algo para resolver su situación, por toda
respuesta los portavoces del Ministerio han indicado que el asunto «está en
agenda».
A comienzos de
noviembre, el ministro de Defensa, Rubén Darío Paulino Sem, aseguró que «hay
una comisión que está trabajando con ellos en ese sentido», después de que
algunos de estos militares hicieran una manifestación hacia el Palacio Nacional
para pedir su paga.
SOLIDARIDAD
DE COLEGA NORTEAMERICANO
Acompañando al grupo de
veteranos dominicanos en Yamasá, estaba el sargento Juan Valdés del Ejército de
los Estados Unidos, que también sirvió en Irak y se mostró solidario con sus
colegas dominicanos, aunque no coincidió con ellos en el país árabe.
«Ajustarnos otra vez a
la vida real, a la vida de civil, es muy difícil», por eso, al conocer la
historia del cabo Rivas y de otros veteranos dominicanos, se desplazó al país
caribeño «para ayudar» y pedir que les entreguen los beneficios que les
ofrecieron.
Valdés, un hombre
curtido por décadas de servicio militar, se rompió al hablar del trato
dispensado a quienes hicieron semejante sacrificio en nombre de su país. «No es
justo», dijo a Efe conteniendo el llanto.
Fuente, SP
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