El número de infectados
por coronavirus que continúan contagiados en China se redujo por debajo de la
barrera de los 10.000 en las últimas 24 horas, un lapso de tiempo que dejó 14
muertes y 16 nuevos casos, 12 de ellos “importados” del exterior.
El incremento de estos
casos ha provocado más controles en los aeropuertos y que la capital, Pekín,
imponga desde hoy cuarentenas obligatorias a quienes entren en la ciudad desde
el extranjero. La Comisión Nacional de Sanidad de China aseguró este lunes que,
hasta ahora, se han diagnosticado 80.860 contagios, de los que 67.749 han superado
con éxito la enfermedad, mientras que 3.213 perecieron, lo que sitúa la cifra
de infectados “activos” de SARS-CoV-2 en 9.898.
De los nuevos
contagios, sólo 4 son “locales” y se registraron en Wuhan, capital provincial
de Hubei y la ciudad más castigada por la enfermedad, ya que acumula un total
de 2.469 muertos. La tendencia a la baja de nuevos infectados llevó el pasado
jueves a las autoridades sanitarias chinas a declarar que el pico de
transmisiones había llegado a su fin en el país asiático, aunque recalcó que no
se debía bajar la guardia.
Sin embargo, se han
detectado hasta ahora 123 casos de pacientes diagnosticados en China llegados
de otras partes del planeta, donde el virus se sigue propagando. De los últimos
casos de este tipo, 4 se registraron en Pekín, 3 en Cantón (en el sureste), 2
en Shanghái (este), 1 en Yunnan (sur) y 1 en Gansu (centro-norte, 1).
El temor a un rebrote
ha llevado a las autoridades a dictar que todas las personas que viajen a Pekín
desde el extranjero sean enviadas a instalaciones habilitadas para realizar una
cuarentena obligatoria de 14 días. Incluso los residentes en Pekín no podrán
realizar la cuarentena en su casa a no ser que sean mayores de 70 años, menores
de edad, mujeres embarazadas y los que puedan demostrar que viven solos, además
de los enfermos cuya dolencia no les permita someterse al aislamiento.
En esos casos, los
viajeros tendrán que solicitar, antes de regresar a Pekín, hacer la cuarentena
en su casa a su comunidad de residencia, que deberá “verificar” si la vivienda
del solicitante “cumple con las condiciones”, según el comunicado del Gobierno
municipal.
En el caso de hacerse
en un hotel, los viajeros de paso y los residentes en Pekín -muchos de los
cuales deben regresar a la ciudad para retomar sus trabajos- tendrán que abonar
los gastos de alojamiento, según la instrucción municipal.
Las personas entrantes
tienen que rellenar un formulario de salud, y quien mienta al dar sus datos
incurrirá en un delito, según una directriz hecha pública hoy. “Aquellas
personas contagiadas o sospechosas de estar contagiadas que se nieguen a hacer
cuarentena, o que mientan al rellenar sus formularios de salud en los puntos de
control fronterizo se enfrentarán a sanciones penales”, aseguraron hoy
conjuntamente el Tribunal Supremo, la Fiscalía Suprema, el Ministerio de
Seguridad Pública, el de Justicia y la Administración General de Aduanas.
Además, “quien cause la
propagación de una enfermedad infecciosa cuando podría evitarse mediante una
cuarentena se enfrentará a sanciones que van desde una multa hasta cárcel de
tres años”, añaden. La directriz pide también a las autoridades de seguridad pública
que traten los casos relacionados “de acuerdo con la ley” y “aceleren y
expongan tales actividades criminales durante el período de prevención y
control del COVID-19 para tener un fuerte efecto disuasorio”.
CRITICAS
A REINO UNIDO, APOYO A ESPAÑA
La máxima de atajar los
casos llegados del exterior -desde hoy hay más casos confirmados fuera de China
que dentro, según la Organización Mundial de la Salud- ha impregnado a los
medios oficialistas, que desde hace varios días denuncian que algunos países “deberían
tomarse más en serio” la epidemia.
El diario Global Times
asegura que algunos gobiernos “no han jugado un papel decisivo” en la lucha
contra el virus: “Los métodos para manejar la crisis de salud pública en Europa
han suscitado serias preocupaciones entre el público chino, especialmente la
estrategia de ‘inmunidad colectiva’ del Reino Unido, que ha provocado
indignación tanto en ese país como en China”.
“Sus laxas medidas son
extremadamente irresponsables y corren el riesgo de causar un rebote en China.
También han provocado que los padres de muchos estudiantes chinos en el
extranjero estén considerando regresar a China”, indica el rotativo.
Entretanto, el ministro
de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, transmitió anoche por teléfono a su
homóloga española, Arancha González Laya, que China va a proporcionar un lote
de asistencia de suministros médicos a España en función de sus necesidades.
Además, se abrirán
canales comerciales para que España importe equipos de protección personal y
materiales médicos que se necesitan con urgencia, recoge la página web del
Ministerio. “China considerará enviar grupos de expertos médicos en el momento
adecuado”, afirmó Wang durante la conversación.
AUMENTA
EL IMPACTO ECONOMICO
Entretanto, el impacto
del coronavirus en la economía china se hizo hoy evidente tras conocerse las
cifras de la producción industrial, que sumada a otros indicadores ya
anunciados anteriormente, anticipan un colapso en todos los ámbitos.
Tras la caída del
comercio exterior y de las manufacturas a causa del frenazo provocado por las
medidas para evitar la propagación del brote, hoy le tocó el turno a la
producción industrial, que cayó un 13,5 % interanual en enero y febrero, un
dato inédito desde 1990.
La Oficina Nacional de
Estadística (ONE) del país asiático informó hoy de que, en los dos primeros
meses del año, la producción industrial registró su primer y peor descenso en
30 años. La cifra está muy por debajo de las previsiones de los analistas,
quienes apuntaban a un crecimiento de en torno al 1,5 % en este período.
El dato es todavía más
chocante si se compara al de diciembre, cuando la producción industrial (que
mide la actividad de grandes empresas con una facturación anual de al menos 20
millones de yuanes) aumentó un 6,9 % interanual.
Sin embargo, esta vez
-indican desde la consultora británica Capital Economics- los números “han sido
mucho más débiles de lo previsto y apuntan a una recesión más profunda que
durante la crisis financiera mundial” de 2008.
El futuro es algo menos
halagüeño a ojos del analista Julian Evans-Pritchard: “Es probable que los
datos de marzo sean peores”. Por su parte, el Gobierno chino insiste en la
robustez de su economía y cree que el impacto será temporal y limitado.
Fuente, LP
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